Cada generación tiene sus problemas para resolver.
Bitcoin fue la primera generación de las criptomonedas y se creó buscando respuesta a la pregunta si era factible la existencia de un dinero descentralizado.
La evolución del Bitcoin no fue inmediata, le tomó un gran tiempo, pero cuando se desarrolló por completo y, sobre todo, cuando se masificó, arrasó.
Recordemos que Bitcoin nació en el año 2009, pero realmente comenzó a explotar en el año 2013.
Cuando Bitcoin alcanzó un nivel de aceptación suficiente, comenzaron los grandes intercambios y los ceros empezaron a acumularse en sumas que es difícil comprender.
Esta primera generación que buscó el dinero descentralizado comenzó con nuevas preguntas.
Así surgió la idea de comenzar a hacer algo, aplicaciones prácticas y con estas nuevas preguntas surgen las nuevas ideas.
Así aparecieron los Smart Contracts con Ethereum.
No solo es la idea del dinero descentralizado, sino también la posibilidad de interactuar a nivel global de forma descentralizada con la creación de contratos inteligentes.
En el año 2015, el grupo de trabajo de Charles Hoskinson analizó las dos generaciones previas y se dió cuenta que para que esa forma de trabajo tuviera éxito aparecian 3 problemas:
Con esos tres problemas en la cabeza en el año 2015 se comenzó a trabajar en Cardano.
Una red pensada por científicos para encontrar solución a los problemas que la primera y segunda generación se encontró.
La evolución está recién en una de las primeras etapas, de a poco la red crece para llevar los metadatos, el lenguaje de programación, la completa descentralización, los smart contracts, y así llegar en un futuro cercano a la última instancia que va a ser gobernabilidad.
Existen dos opciones, dejar que pasen y adoptar cuando todo el mundo lo haga o empezar a explorar en lo que vendrá y ver la evolución para de esa forma ser pionero en el mundo que se viene.